El Monasterio de
El Escorial es una de los grandes atractivos en las visitas que SKOLANDER
ofrece a los aventureros. Es un enclave cultural de la época imperial española
y desde sus suntuosas salas se gobernaba un reino “en el que no se ponía el Sol”.
Situado en San Lorenzo de El Escorial (Comunidad de Madrid)
ocupa una superficie de 33.327
m² , sobre la ladera meridional del monte Abantos, a
1.028 m
de altitud, en la Sierra de Guadarrama. La idea de su construcción partió
del emperador Felipe II que imaginó un complejo multifuncional para dar cabida
a asuntos tan dispares como la administración del imperio o a las cuestiones
monásticas. Desde el término de su construcción fue considerada la Octava
Maravilla del mundo por su simbolismo e inmensidad de tamaño.
Tras cientos de años en los cuales han la influencia de
distintos estilos artísticos han dejado su huella, sus estancias están
envueltas en un hálito de historia viva que es utilizada para servir de museo
en la actualidad. El Escorial es una obra entendida por expertos como el alma
de Felipe II, hijo del Renacimiento, cristalizada en una obra magnánima.
El 2 de noviembre de 1984, en coincidencia
con la celebración del cuarto centenario de la colocación de la última piedra,
el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO, reunido en la
ciudad argentina de Buenos Aires, inscribió el Monasterio en la
Lista del Patrimonio de la Humanidad, como "El Escorial: Monasterio y
Sitio". Esta figura incluye el Monasterio y otros enclaves de de
rango real como son la Casita del Príncipe y la Casita del Infante,
ambas diseñadas por Juan de Villanueva para Carlos III, rey que gobernó el
imperio español entre 1759 a
1788 y cuyo cuerpo descansa en el Monasterio de El Escorial.
Debido a la importancia de este monumento, SKOLANDER está
orgulloso de poder mostrar al público un patrimonio al alcance de todos, en un recorrido
que nos llevará por los recovecos de tan majestosa obra. Así pues, no te lo
pienses más y ven a visitar el Monasterio de El Escorial y descubrirás hasta
que punto las paredes hablan en el idioma de la historia.
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